– Ser extremadamente perfeccionista. Esto sólo te llevará a frustrarte ya que la perfección no existe. Gastarás tiempo y energía en algo que no vas a ver nunca relizado.
– No saber delegar. Imagínate un empresa con 1000 trabajadores, si el empresario no fuera capaz de delegar en sus encargados/jefes de sección, él solo no podría realizar todas las tareas.
– Ser impuntual. Si tú no valoras tu tiempo, al menos valora el de los demás. Quedar a una hora, implica que dos (o más) personas dejen de hacer algo para reunirse. Si tú no cumples con tu parte, no estás respetando a la otra persona.
– No saber frenar las interrupciones. Apaga o silencia el móvil, televisión y todo aquello que pueda molestarte. Cuando estás trabajando, nada debería distraerte. Siempre hay urgencias que deben atenderse, pero la mayoría de veces, esa interrupción es un whatsapp de una amiga o una notificación de facebook.
– No saber priorizar. Si comienzas tus tareas por la que más te gusta, no estás priorizando, sino haciendo lo que más te apetece.
